
En los convulsos años treinta del siglo pasado no pocos artistas e intelectuales europeos se afiliaron al movimiento comunista, que prometía establecer el paraíso social de un Estado obrero. Algunos militantes surrealistas, entre ellos Luis Buñuel, se afiliaron entonces al Partido Comunista, liderado por la Comintern. Buñuel sirvió a esta causa política hasta su exilio norteamericano en 1938. Aunque siempre eludió reconocer aquel compromiso político, este libro, del cual esta es la segunda edición revisada, aporta una cuantiosa e inédita información documental sobre las actividades de Buñuel en aquella década trágica, en el cine y fuera de él, y traza un revelador panorama de su paisaje político-cultural.
El cine forma parte hoy en día del patrimonio nacional. Sin embargo, la cuestión de la nacionalidad de los productos fílmicos está relacionada con diferentes aspectos: industrial, económico, historiográfico y estético. En cuanto al criterio oficial, se vincula habitualmente al espacio de producción; sin embargo, la nacionalidad del director de la película o de los actores, la ubicación de los espacios de rodaje, el idioma, o los acentos, la relación con unas corrientes estéticas o con géneros cinematográficos nacionalmente marcados pueden también ser considerados como tipos de clasificación. En España, el problema se plantea de forma más compleja que en otros muchos países ya que sobrepone casi de manera constante la nacionalidad regional o autonómica y la nación o las naciones. La película se convierte así en un territorio inestable y de difícil percepción, suponiendo interferencias que desacreditan cualquier análisis ignorante de la diversidad de los contextos. Por otra parte, el cine español ya no se puede concebir desconectado del resto de Europa, y la hispanidad sigue aportando elementos propios de una comunidad transnacional lingüística, cultural ...
En la historia cultural de México, desde que el cine germina en el país a partir de su llegada en agosto de 1896, se inició un diálogo, una interacción, entre la prensa, la literatura y el nuevo medio de comunicación. Esto fue así debido a que el cine llamó de inmediato la atención de la intelectualidad de la época, entre ella escritores como José Juan Tablada, Amado Nervo y autores similares, que se manifestaron maravillados por el último portento de la ciencia que, en la transición del siglo XIX y XX, inauguraba la conformación de una nueva cultura comunicacional en México: la cultura cinematográfica. Es decir, los literatos que escribían en la prensa, novelistas, poetas y también los que hacían meramente periodismo, concedieron atención al cinematógrafo, que muy pronto, en el mundo y en México, encontraría en la literatura una de las fuentes más promisorias para nutrir las historias que cuenta a través de las pantallas. Ésta es la razón por la cual el título de este libro se refiere a un doble proceso. Por una parte, la tinta es la que hace posible, hasta la fecha, el registro en un soporte, el papel, de las noticias y de las historias de los...
En 1966 Arturo Agramonte publicó una preciosa Cronología del cine cubano, editada por el ICAIC, y en 2008 María Eulalia Douglas completó aquel trabajo pionero con su Catálogo del cine cubano (1897-1960), divulgado por la Cinemateca de Cuba. Y ahora, con el título de Cronología del cine cubano aparece la investigación histórica de Arturo Agramonte y Luciano Castillo, una exhaustiva indagación que desborda la modestia de su título. Nos hallamos, en efecto, ante una monumental investigación hemerográfica y archivística, insólita en el panorama de la memoria de los cines nacionales.
En 1966 Arturo Agramonte publicó una preciosa Cronología del cine cubano, editada por el ICAIC, y en 2008 María Eulalia Douglas completó aquel trabajo pionero con su Catálogo del cine cubano (1897-1960), divulgado por la Cinemateca de Cuba. Y ahora, con el título de Cronología del cine cubano aparece la investigación histórica de Arturo Agramonte y Luciano Castillo, una exhaustiva indagación que desborda la modestia de su título. Nos hallamos, en efecto, ante una monumental investigación hemerográfica y archivística, insólita en el panorama de la memoria de los cines nacionales.
Lo había dicho el dadaísta Paul Neuhuys en 1922: el poeta «reirá como un motor de avión». Aquel mismo año, Enrique Jardiel Poncela (1901-52) comenzaba a probar una nueva fórmula humorística que le convertiría en uno de los escritores más populares de su época. Esta biografía trata de situar la obra de Jardiel en su contexto históricoliterario, atendiendo a su trayectoria personal y a las circunstancias que le tocó vivir: sus primeros intentos en los campos de la literatura infantil y de la novela policíaca; su amistad con Ramón Gómez de la Serna y su enemistad con Miguel Mihura; su ética del trabajo y su debilidad por el juego; su desesperanza frente al ser humano y su cariño hacia su perro Bobby; su relación de amor-odio con las mujeres que le quisieron y, por encima de todo, su pasión por el teatro, que no sólo le llevó a escribir más de sesenta obras, sino a convertirse en director escénico y en empresario. Todo ello aderezado con miles y miles de tazas de café con leche en medio de ingeniosas tertulias, un viaje en sexticiclo a Zaragoza y dos contratos en Hollywood para escribir y codirigir –en la sombra– películas en español.
Esta publicación, coordinada y dirigida por la profesora Rosario Márquez (Universidad de Huelva), supone un nuevo avance en el conocimiento y estudio de las relaciones mantenidas por la Sociedad Colombina Onubense con el continente americano en el primer tercio del siglo XX. O, haciendo extensiva la interpretación, la fuerte vinculación existente entre Huelva y América durante ese periodo y que quedaría de manifiesto en el largo rosario de colaboradores y corresponsales con cuyos aportes la revista cubrió sus páginas a lo largo de sus más de 20 años de existencia. A este respecto, el libro recoge una selección con algunas de las figuras más significativas de la publicación, haciendo patente su implicación en la consolidación del boletín ya fuese a escala local, nacional o internacional.
La obra recoge el primer volumen de ponencias y comunicaciones presentadas al XII Congreso Internacional de la Asociación Española de Americanistas, celebrado, en torno al tema «Huelva y América», entre el 17 y el 20 de septiembre de 2007. Los trabajos de Alberto de la Hera, Julián Ruiz Rivera, Cristina García Bernal, José Luis Casado Soto, Enriqueta Vila, Fernando Navarro Antolín o Eloy Navarro constituyen una novedosa aportación al panorama del americanismo. Las actas se publican, además, como homenaje al profesor don Luis Navarro García en su paso a profesor emérito.
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